lunes, 16 de junio de 2014

MONUMENTO A LA CHINITA, MARACAIBO


                         MONUMENTO A LA CHINITA 
                                 MARACAIBO, ESTADO ZULIA

                                       
                   Monumento de la Chinita Maracaibo


Fue una mañana de 1749 cuando en las blancas playas  del Lago de Maracaibo apareció un pedazo de tabla de pequeñas dimensiones, al tiempo en que una viejecita, metida hasta las rodillas dentro del agua, lavaba ropa a orillas del lago. Las sombras de la noche empezaban a disiparse  con el alba y la viejecita no pudo reconocer la extraña tabla. Debajo del brazo y confundida con la ropa ajena, la llevó a su casa y en ella, fue útil como tapa de una tinaja cualquiera.

De cara al agua, la virgen guardaba su secreto escondido en una pintura borrosa. Un día la buena señora, visualizó en la pequeña tabla desgastada, la silueta de una imagen sagrada y de uso doméstico, el pedazo de madera se convirtió en motivo de veneración, colgado en la pared.. Un 18 de noviembre, raros movimientos conmueven la placidez de la vivienda. Golpes y ruidos se sentían hasta tres veces repetidas. Al acudir la humilde señora al encuentro con lo sucedido, acerca a su vista  la tablita misteriosa alumbrada de luces donde salían destellos. 


Ante tan majestuosa aparición de la Virgen, la ancianita mortificada por aquello, cae de rodillas ante la imagen de un rostro dulce, de piel morena y ojos achinados cargando entre sus brazos a un hermoso niño; era la Santísima Madre, Nuestra Señora de Chiquinquirá, quién había dejado de ser un cuadro borroso para darse a conocer. ¡Milagro!, ¡Milagro! exclama la viejecita, ¡Milagro! exclaman los vecinos que hasta aquel momento admiraban la tablita y después de la aparición de la Virgen, la adoraban sin cesar. El modesto hogar se convirtió en centro de plegarias y agradecimientos a la madre de Dios. 

Desde entonces, los 18 de noviembre de cada año se han convertido  en  la fecha de fiesta para los fieles creyentes del pueblo zuliano y sus alrededores, sin que ninguna ley eclesiástica o civil lo haya decretado. Con música al son de la gaita, fuegos artificiales que alumbran el cielo marabino, con chimbangles que retumban sus tambores, bandas orquestales en todo un marco de feria, acompañan a la Virgen en su recorrido por las calles del Milagro, quien sale a saludar y bendecir con su deslumbrante figura.

EN SU HOMENAJE SE ERIGIÓ ESTE MONUMENTO Y UN                                            BELLO PASEO
         A NUESTRA SEÑORA DE LA CHIQUINQUIRÁ .
















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